Interesante artículo de la doctora veterinaria Concepción Gómez Cuétara, especialista en reproducción equina. Nos habla de su experiencia, de la influencia de la luz, temperatura, la raza, la nutrición, la zona… en la temporada reproductiva.

En nuestra experiencia SI, los resultados suelen ser buenos.
Las yeguas son animales de reproducción estacional, esto quiere decir que anualmente tienen unos meses en los que ciclan y se reproducen y unos meses de inactividad sexual (anestro) en los que no se reproducen. En la yegua la temporada reproductiva se extiende normalmente desde marzo-abril hasta octubre-noviembre, mientras la temporada de anestro coincide con el invierno. El principal factor que determina la duración de la temporada reproductiva son las horas de luz, pero otros factores como la raza, la temperatura, el estado de nutrición o el individuo también son importantes; por eso algunas yeguas, especialmente en el sur, pueden llegar a ciclar todo el año.
Tradicionalmente las yeguas se cubren o inseminan entre febrero y junio, aunque estas fechas no coinciden completamente con la naturaleza equina. En España no solemos inseminar entre julio y septiembre para evitar el calor extremo y la falta de pastos del verano; en países nórdicos como Suecia las yeguas se inseminan entre mayo y agosto precisamente para evitar el frío y aprovechar las largas horas de luz y los pastos del verano.
Desde hace algo más de una década se ha adoptado la costumbre, especialmente entre los criadores de PRE del sur de España, donde el clima es más benigno, de cubrir las yeguas entre octubre y noviembre o incluso diciembre. Esto permite que los potros nazcan coincidiendo con la otoñada, con sus pastos reverdecidos y su temperatura suave; cuando los fríos aprietan los potros ya tienen 2 ó 3 meses y generalmente resisten sin problemas el invierno. En esta época la actividad reproductiva ya está languideciendo, los ciclos son más largos y algo irregulares, pero si la temperatura se mantiene suave y las yeguas están bien alimentadas es probable que se sigan produciendo celos fértiles hasta finales del otoño.
Los criadores de caballos deportivos en España están empezando a utilizar estos últimos celos de otoño. Con este sistema podemos aumentar el número de celos fértiles en yeguas viejas infértiles o en donadoras en embriones, lo que aumentaría las probabilidades de conseguir gestaciones. También ocurre a veces que las yeguas se retiran de la competición en verano, y el uso de la temporada de otoña evita tener que esperar casi un año para inseminar nuestra yegua. Sin embargo en estas yeguas centroeuropeas encontramos algunas dificultades específicas; en nuestra experiencia estas yeguas son intrínsecamente estacionales y tienden a detener sus ciclos antes que las PRE. Por otro lado los centros de sementales centroeuropeos no suelen proporcionar semen refrigerado en otoño y por tanto los criadores están limitados al uso de semen congelado o sementales residentes en España; siempre debemos comprobar la disponibilidad del semen del caballo escogido antes de iniciar un proyecto de inseminación otoñal.
Por último queremos señalar que tenemos un desconocimiento científico general sobre los acontecimientos reproductivos durante la transición vernal, ya que no existen estudios que determinen las características de estos ciclos, la incidencia de anomalías, la fertilidad… de momento tan solo la experiencia nos indica que las yeguas quedan gestantes con facilidad en otoño y que los potros obtenidos se desarrollan con total normalidad.
